Era una tarde fría,
el peor día de mi vida.
Cuando lo vi todo cambió
lo que sentía era verdadero amor.
Se acercó y me saludó,
yo le respondí con rubor.
Le pregunte su nombre, se llamaba Alejandro
me di cuenta de que me estaba enamorando.
Alejandro me sonrió, era más perfecto así
no sé como lo había conocido ahí,
en un parque apagado y feo
pero ahora era como un deseo.
Yo me fui, aunque no quería
Alejandro era lo más lindo de ese día.
Llegué a mi casa y encontré una llamada
se podría decir que estaba desesperada,
realmente enamorada.
Pasaron semanas
y él ya en ese lugar no estaba
me encontraba muy preocupada.
Pregunté por Alejandro por todos lados
parecía que el ya no estaba enamorado.
Caminaba por un callejón sin salida,
vi una sobra en una pared fría
era Alejandro
me estaba esperando,
noté como me abrazaba
y en ese justo momento me besaba,
él notaba que me gustaba
pero de repente oímos un ruido
debería haber huído...
era Guillermo, mi hermano
no comprendía lo que me estaba pasando
así que me separó de Alejandro.
Mis padres tampoco me comprendían
no se daban cuenta de que así sufría.
Recibí varias llamadas de Alejandro
me dijo que nos estaban distanciando.
No quería perderle
ya que no podría sacarlo de mi mente,
todo sería diferente...
Aún así nos veíamos
porque si no no viviríamos.
Era algo extraño
una sensación sin significado,
la sensación de estar enamorado
de encontrar alguien a tu lado
para lo bueno y lo malo.
Varios meses después pudimos seguir nuestra relación
que acabará en eterno amor.
Cada día poder estar a su lado
y decirle lo mucho que le amo.
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